domingo, 13 de abril de 2014

El Sol entre mis manos.

El cementerio está llenito de valientes, me decían, pues yo no he visto cobardes subidos a ningún podium, les contesté.  
Y por cobarde cada uno puede interpretar lo que le plazca, yo interpreto que un cobarde no es el que tiene miedo, sino quien no se enfrenta a él. Porque miedos tenemos todos. Y por consecuente, si alguien no conquista sus propios miedos, tampoco se conquista a sí mismo.  
Los valientes del cementerio, al menos lo intentaron. Y los valientes del podium lo han conseguido. Los cobardes mientras tanto aplaudían logros ajenos que se habían negado a intentar. 
Entonces les dije: vosotros qué queréis en vuestra vida, ¿aplaudir o que os aplaudan?.

Hace tiempo, cuando no veía luz y sólo estaba la Luna, dije que algún día el Sol volvería a estar entre mis manos, y rieron... A día de hoy, todavía resuena en mis oídos el sonido de los aplausos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario