martes, 6 de enero de 2015

Una sonrisa entre comillas.

Sobretodo, recuerdo que tenía una sonrisa entre comillas.
Estaba entrecomillada con dos hoyuelos a los lados que advertían del peligro de perderse en ella.
Y cómo no, esas malditas comillas me recordaban a cada sonrisa que desearía comerme esos labios a cada hora del día.

jueves, 22 de mayo de 2014

Lo díficil no es venir, lo difícil es irse.

Lo díficil no es venir, lo difícil es irse

Y así es. Porque cuando uno viene, viene con las manos vacías, sin nada que perder; en todo caso, algo que ganar. Y si no se gana, uno vuelve a casa, pero nunca se pierde nada. 
Lo difícil es irse, porque cuando uno se va, ya ha ganado un montón de cosas. Ya estamos llenos de experiencias, personas y sentimientos. Pero bueno, no hagamos de las despedidas (o los hasta pronto) algo dramático.
Desde aquí, he de agradecer a todas y cada una de las personas que han compartido conmigo, aunque fuese un minuto, esta experiencia. Desde el principio de todo, cuando la gente supo que era nueva y me dijeron "tengo planes con unos amigos esta noche, vente", hasta el final cuando habéis dicho "no queremos que te vayas". Todas, y cada una de las personas me habéis dado de algún modo esta oportunidad, y siempre diré, que nunca podré delvolveros todo esto que me habéis dado.
Los que os habéis ido yendo antes que yo, y los que aún os quedáis disfrutando de lo mucho que os queda por delante. Todos habéis formado parte de esto.
Gracias, de todo corazón, por cada uno de los momentos, de los cafés, las borracheras, los paseos, los bailes y los viajes. Por las risas y los lloros. Pero sobretodo, gracias por estar ahí desde el principio  hasta el final. Gracias a Irlanda por hacer que cada español aquí sea sólo uno más de la pequeña familia que hemos sido todos juntos. Y gracias también, al resto de países. Gracias por hacerme sentir como en casa, por la comodidad y la confianza.
Sólo deciros que me voy, pero que volveremos a vernos. Que Cuenca tiene una casa para vosotros cuando queráis. Y que los viajes están para hacerlos.
Por favor, no dejéis de crecer, vivir, conocer, aprender, viajar... pero sobretodo, no dejéis de disfrutar. 
Se me olvidaba nombrar todos y cada uno de los detalles y regalos (que no son pocos) que me habéis dado. Gracias por hacerme sentir un poquito de amor en cada uno de ellos.
Espero y deseo que seáis siempre, al menos, la mitad de felices de lo que yo he sido durante todo este año, (sin comparación ni duda alguna, el mejor de mi vida). Gracias, de nuevo, por hacer posible todo esto.
Vuelvo a casa feliz, orgullosa, contenta y con los ojos cargados de lágrimas y el corazón repleto de sentimientos. Sin duda alguna, os lleváis la medalla de oro al mejor apoyo fuera de casa.
Y no olvidar, a toda la gente que desde lejos, me han apoyado y han confiado en mi desde el minuto uno hasta hoy. A los amigos y la familia que han sabido estar al pie del cañón y han tenido paciencia para aguantar tantos meses sin mi, y aún, querer compartir sus vidas conmigo. Y por cierto, que ya voooy, ¡que no cunda el pánico!. Ahora os toca a vosotros.

Una suerte y un placer haberos conocido. 

Y recordaros... que es mucho más grande lo que me llevo, que todo lo que dejo. Que si he salido por la puerta grande, es porque vosotros me habéis llevado a hombros.

martes, 6 de mayo de 2014

Combatir horas sin sueño.

Fuera a parte del cansancio y los nervios. De la incertidumbre con los ojos abiertos a oscuras. Y de las sensaciones extrañas de etapas que acaban y otras que van a empezar... Lo más bonito del insomnio, seguramente, es que puedo quererte un ratito más.

El amor, a veces, todo.

No son mariposas lo único que mueve el amor, ni por nuestros estómagos. A veces coge rienda suelta, y puesto a mover, mueve mundos. Y se come las fronteras, el pasado, el tiempo y todo lo que se le ponga por delante. Incluso mueve al odio, al orgullo y al rencor, y se los lleva para otro lado. Los tira barranco abajo. A veces el amor, es lo único que puede cambiarlo todo.

jueves, 17 de abril de 2014

Desconexi-ón.

"Buscando mi destino, viviendo en diferido sin ser, ni oír, ni dar. 
Y a cobro revertido quisiera hablar contigo, y así sintonizar...


Para contarte que quisiera ser un perro y olisquearte, 
vivir como animal que no se altera tumbado al sol lamiéndose la breva,
sin la necesidad de preguntarse si vengativos dioses nos condenarán..."


...sonaba de fondo mientras la bañera echaba humo; y mis piernas a punto de derretirse en el agua.


domingo, 13 de abril de 2014

Sabor a libertad.

Y con la libertad entre las manos, me di cuenta de que no quería otra cosa. Que no hay nada más bonito que no dejar de moverse, ni de volar. Nada mejor que sobrepasar todos los límites y no tener ninguno. Porque eso es lo que pasa cuando vuelas, que no hay ninguna barrera más arriba del cielo, y que sólo quieres eso, seguir volando y dejarte llevar. Que el viento sea quien guíe el camino y tú quien lo haga. ¿Acaso no es eso la libertad? ¿Dejarse llevar? Hacer lo que uno quiera, cómo y cuando quiera, de cualquier manera posible... Y eso hago, vuelo, me dejo llevar... Soy natural, salvaje y libre. Soy todo eso que junto tiene un sabor especial. Y me encanta probar sabores, y me encanta el sabor a gloria que tiene la libertad.

El Sol entre mis manos.

El cementerio está llenito de valientes, me decían, pues yo no he visto cobardes subidos a ningún podium, les contesté.  
Y por cobarde cada uno puede interpretar lo que le plazca, yo interpreto que un cobarde no es el que tiene miedo, sino quien no se enfrenta a él. Porque miedos tenemos todos. Y por consecuente, si alguien no conquista sus propios miedos, tampoco se conquista a sí mismo.  
Los valientes del cementerio, al menos lo intentaron. Y los valientes del podium lo han conseguido. Los cobardes mientras tanto aplaudían logros ajenos que se habían negado a intentar. 
Entonces les dije: vosotros qué queréis en vuestra vida, ¿aplaudir o que os aplaudan?.

Hace tiempo, cuando no veía luz y sólo estaba la Luna, dije que algún día el Sol volvería a estar entre mis manos, y rieron... A día de hoy, todavía resuena en mis oídos el sonido de los aplausos.


jueves, 6 de marzo de 2014

Recuerdos de menta.

En mitad de una conversación nocturna has vuelto a salir. Que difícil se olvida lo que guardamos en el corazón, los recuerdos de la mente vuelan, pero esos... Yo creo que esos no se los lleva el tiempo nunca. Ni aunque se lleve a las personas que los componen. 
Y todavía me acuerdo a veces de los recuerdos de corazón que me has dejado. De tu camisa de cuadros y tu silla de ruedas. De tus gafas y tu mesa de madera. Cada vez que veo tu navaja con un pez dibujado, cada vez que encuentro tu colonia rebuscando. Cada vez que veo un caramelo de menta y recuerdo que me dabas unos cuantos de los de aquel envoltorio verde y blanco.