sábado, 7 de diciembre de 2013

Los cafés en el aire y el amor en la taza.

Cada tarde a las 15.45 tomaban café después de trabajar. En la cafetería de siempre. Todos los días escogían para sentarse una de esas mesas con dos rosas en el jarrón del centro. Charlaban durante horas, compartían sus vidas y se consolaban el uno al otro. Él acariciaba, de vez en cuando, piadosamente su mano. Ella sonreía sonrojada. Cuando se miraban a los ojos, cuando se miraban a los ojos... Cuando se cruzaban sus miradas eran dos enamorados que, a su vez, no eran nada.

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